Al artista David Manzur poco le importan las vanguardias y las temáticas. Prefiere liberarse de estas ataduras y dejar que su inspiración haga lo propio. Retratos, bodegones, desnudos. Todo lo anterior tiene cabida cuando uno se refiere al maestro David Manzur, uno de los más importantes de la plástica colombiana, quien se define a sí mismo como un inquieto que necesita hacer mil cosas al tiempo.
Transformable como ella sola, así es su obra, a la que también se aplican los calificativos de onírica o, si se quiere, de ensueño. Sin caer en la trampa de lo literario o narrativo, su plástica se mueve finamente entre lo antiguo y lo moderno.

Su curiosidad, experimentación y fanatismo por el avance científico y tecnológico, quedan manifiestos no sólo en cada una de sus creaciones, sino también en sus palabras.

¿A qué dedica su atención actualmente?
En este momento estoy trabajando en una exposición que voy a presentar a final de año en el Museo de Arte Moderno que tiene como título “Las ciudades oxidadas”. Es el resumen de un proceso de trabajo que he venido realizando con relación a los recuerdos, al tiempo, a todo lo que he vivido. Imagínate lo que va a ser ordenar los recuerdos cuando estos no son tan claros y el tiempo los ha vuelto pedazos. Con los pedazos voy a reconstruir el nuevo David.

¿Le interesa dejar escuela para las nuevas generaciones de artistas?

El concepto escuela implica un equipo de gente con un pensamiento filosófico y con una misma tendencia conceptual. Hoy en día, el arte se diversifica en propuestas conceptuales tan antagónicas que es imposible hablar de escuela. En mi caso, hay una serie de artistas que quieren seguir la propuesta evolutiva de mi obra, la cual deja ventanas abiertas para otras salidas que quizá yo no pueda desarrollar.

¿Se puede identificar en estos momentos algún discípulo suyo?

En el libro Homenaje Manzur aparece un joven, Joaquín Restrepo, al cual yo voy a presentar a fin de año en el Museo de Arte Moderno, a condición de que él partiendo de mis propuestas conceptuales genere una propia que lo separe. Si esto resulta, él va a aparecer como un experimento que estimula a gente muy joven.

¿Qué importancia le da a las temáticas en la obra?
Las temáticas no son tan importantes. Son un pretexto para expresar aquello que el hombre tiene en el transfondo, que es la vida misma del individuo. Aspectos tan abstractos como la soledad, la alegría, el calor, el frío van a generar sensaciones. Es la sensibilidad del artista la que va expresar estados de ánimos que no se pueden poner en palabras.

¿Le resulta fácil autorretratarse?
Sí, fácil. Es una manera de firmar un cuadro y decir el que hizo esto soy yo, no se olviden de mí.

¿Y las moscas que aparecen en sus cuadros?
Son etapas agotadas. También aparece como temática el caballo, que con nuevos pasos debe dar cabida a una especie de fantasma del caballo.

¿Le preocupan las vanguardias?

A mí no me importa mucho esta lucha que hay por el aporte y la vanguardia. Yo creo que uno siempre en su tiempo está aportando. Soy una persona que piensa mucho en el pasado y creo que esta es la mejor vía para proyectarse hacia el futuro.

¿Considera que le falta explorar algo?
La palabra explorar es la más adecuada y significa riesgo, ganar o perder. Yo te estoy hablando de lo que estoy haciendo para la exposición…¿qué tal que no salga lo que yo quiero?

Usted también estuvo muy relacionado con la danza, la música y la actuación…

Lo que pasa es que cuando uno tiene entre 20 y 30 años puede tocar puertas distintas. Yo del teatro saqué gran cantidad de sensaciones que hoy se traslucen en la obra. Quizás el arte que más me ha tocado es la música, para mí siempre fue un punto de partida misterioso y extraño.

Muchas veces, en un mecanismo que resulta inexplicable, oyendo determinada música se me arreglan los problemas.

¿Estuvo recientemente en Medellín?

Me invitaron al Congreso de Médicos relacionado con la cirugía plástica y reconstructiva. Fue muy agradable porque esos médicos son muy imaginativos y muy inteligentes. Encontré un ambiente de mucho trabajo y de descubrir cosas nuevas. Medellín se está volviendo una capital donde hay que ir para conocer muchas cosas y comprenderlas. Eso me encanta.

Viernes , 6 de Junio de 2008 / COPYRIGHTS ® 2008 ® EL MUNDO.