Cartografías de la memoria
Cartografías de la memoria
La escultura de Joaquín Restrepo propone una cartografía afectiva del cuerpo. A través de materiales industriales y gestos modelados, sus obras inscriben memorias compartidas: gozo, dolor e interioridad como trazos sensibles de lo humano.
Esta seccion está en construcción
San Luis Potosi - Mexico
Ocho Latidos
Reconfigura el Panóptico del Centro de las Artes de San Luis Potosí en un compás de miradas divergentes, donde el cuerpo escultórico se convierte en una metáfora de la resistencia humana. La torre central, concebida bajo el modelo panóptico ideado por Jeremy Bentham, se erige como el pulso del poder, y las ocho esculturas son latidos que dialogan con su dominio.
Cada pieza, con su dirección y postura, crea un tejido de tensiones que explora la dicotomía entre la vigilancia y la subjetividad, entre la autoridad y la experiencia humana. Carl Jung, en su exploración del inconsciente colectivo, sugería que los espacios de encierro actúan como umbrales hacia la confrontación interna, donde el simbolismo arquitectónico se convierte en un espejo del alma humana. Las figuras que miran hacia arriba desafían la omnisciencia de la estructura, evocando una búsqueda de significado en la verticalidad, una resistencia que se proyecta más allá de los muros que alguna vez delimitaron cuerpos y destinos.
Por otro lado, las esculturas que miran hacia abajo denuncian la persistencia de la historia encapsulada en los edificios que las rodean, sugiriendo una meditación sobre el peso de la memoria y la capacidad del espacio para moldear la experiencia humana. La instalación confronta la memoria colectiva de un espacio que, desde su inauguración en 1904 como penitenciaría estatal, ha sido testigo de innumerables vidas y secretos. Durante más de un siglo, los muros del Panóptico resguardaron historias de reclusión, resistencia y redención.
Su diseño arquitectónico, basado en la visibilidad total desde el centro, implicaba no solo un control físico, sino también psicológico, donde la incertidumbre de ser observado se convertía en un mecanismo de autorregulación. Desde su transformación en 2008 en un espacio dedicado al arte y la cultura, el Centro de las Artes de San Luis Potosí se ha convertido en un territorio de resignificación, donde las narrativas del pasado dialogan con las exploraciones contemporáneas del ser humano. “Ocho Latidos” busca amplificar ese diálogo, explorando cómo la presencia escultórica puede articular nuevas formas de entender el legado del espacio y su continua evolución. Este diálogo entre lo vertical y lo horizontal encarna la fractura entre el control y la emancipación, entre la opresión y la expresión. Las esculturas se convierten en testigos de un tiempo que se despliega en capas, invitando a los espectadores a reflexionar sobre su propia relación con la historia, el espacio y el acto de observar y ser observado.
Como señaló Michel Foucault, la resistencia no es simplemente una reacción negativa al poder, sino una fuerza creativa y productiva que transforma las relaciones sociales y modifica las estructuras establecidas. “Ocho Latidos” es, en este sentido, una propuesta que habita el Panóptico como una coreografía de silencios, una exploración de la dicotomía entre lo que permanece y lo que se desvanece, entre la presencia y la ausencia, entre la historia y la posibilidad del devenir.
Exposición
CEART San Luis Potosi –San Luis Potosi – Mexico – 2025
PUEBLA - Mexico
Reverberaciones
La obra de Joaquín Restrepo se instala en la explanada del Museo Regional de Cholula como un eco profundo de los rituales ancestrales que definieron este territorio sagrado. Bajo la sombra de la Gran Pirámide de Cholula y del Santuario de la Virgen de los Remedios, sus esculturas no solo ocupan un espacio físico, sino que lo transforman en un escenario donde la memoria y el presente convergen.
Restrepo nos invita a atravesar el umbral entre la vida y la muerte, a recorrer el delicado filo donde ambos conceptos se funden y dialogan. La disposición de las esculturas establece un eje simbólico, orientado según los ciclos solares que regían las antiguas ceremonias.
Al Tlahuiztlampa (oriente), las piezas emergen abiertas a la expansión, evocando el nacimiento, el crecimiento y la renovación. Al Cihuatlampa (poniente), las formas parecen recogerse, insinuando la disolución, la entrega y el descanso. Este tránsito físico y visual refleja la dualidad mesoamericana, donde la muerte no es un fin, sino un puente hacia la transformación.
Restrepo no busca representar a los dioses ni ilustrar los mitos, sino recrear el peso de los rituales, la densidad de las ofrendas y la solemnidad de los sacrificios. Sus esculturas dialogan con la tierra, con la piedra ancestral que sostiene la pirámide y con el eco de los cánticos que alguna vez resonaron aquí.
Cada pieza es un testimonio de lo que se pierde y se renueva, de cuerpos que se entregan al abismo y, al mismo tiempo, germinan en nuevos ciclos de existencia. Hay en esta instalación un eco de las antiguas procesiones que subían la pirámide y de los sacrificios que sellaban pactos con lo divino. Sin embargo, Restrepo desplaza la mirada hacia el interior del ser humano, explorando esa constante oscilación entre expansión y contracción, entre la exhalación de la vida y el susurro de la muerte. Así, la explanada se convierte en un espacio ritual contemporáneo donde el visitante no solo observa, sino que participa en un tránsito simbólico.
Pero en este tránsito también resuenan silencios. Un silencio denso, vibrante, cargado de las voces que fueron acalladas, de los relatos que quedaron suspendidos. Las esculturas de Restrepo parecen susurrar aquello que no se dice, abriendo grietas en los discursos históricos para dejar escapar las tensiones entre lo que fue y lo que permanece oculto. Esta reverberación entre lo dicho y lo callado convierte el espacio en un eco constante donde cada visitante confronta sus propios fantasmas.
En este diálogo vibrante entre pasado y presente, la obra de Joaquín Restrepo nos recuerda que el arte es también un ritual, un acto de entrega donde materia y espíritu se entrelazan. Aquí, bajo la mirada inmóvil del santuario y sobre la tierra que guarda innumerables capas de historia, las esculturas se yerguen como testigos de nuestro propio tránsito, como custodios de ecos perpetuos que todos, inevitablemente, habremos de escuchar.
Exposición
Museo Regional de Cholula – Puebla – Mexico – 2025
Queretaro - Mexico
Horizontes del Alma
Propuesta para ser ubicada en el antiguo claustro de San Agustín, hoy conocido como el MAQRO – Museo de Arte de Querétaro -, busca crear un espacio de reflexión y resonancia espiritual mediante una instalación escultórica de 16 piezas. Dispuestas estratégicamente en el balcón cuadrado del segundo piso, las esculturas invitan al espectador a una contemplación profunda en un entorno cargado de historia y significado ritual. La exposición tiende puentes entre la historia barroca del claustro y la contemporaneidad de la exploración artística, interactuando con la arquitectura como un eco del pasado y un vehículo de reflexión sobre nuestra temporalidad y espiritualidad.
La instalación presenta esculturas que alternan entre orientaciones ascendentes y descendentes, simbolizando aspiraciones divinas y contemplación terrenal. Este diálogo entre lo elevado y lo profundo refleja ciclos existenciales y nuestra percepción de lo sublime y lo mundano. Kant señala que ” mientras que lo bello es limitado lo sublime es ilimitado de modo que la mente en presencia de lo sublime tratando de imaginar lo que no puede tiene dolor en el fracaso pero placer en contemplar”. Las esculturas se inspiran en las prácticas espirituales de San Ignacio, invitando a una meditación visual y contemplativa.
Las figuras adoptan posturas de plegaria y agradecimiento, evocando una quietud contemplativa que conecta el pasado barroco del claustro con prácticas devocionales contemporáneas. La distribución en los cuatro lados del balcón crea una cruz invisible, generando un recorrido meditativo y ritual. Han (2017) explica que “Los rituales se pueden definir como técnicas simbólicas de instalación en un hogar. Transforman el «estar en el mundo» en un «estar en casa». Hacen del mundo un lugar fiable. Son en el tiempo lo que una vivienda es en el espacio. Hacen habitable el tiempo. ” (p. 128).
Una influencia notable en esta instalación es la conexión con las prácticas del gris-gris, un elemento del voodoo descubierto durante un viaje a Nueva Orleans del artista. Estas figuras de protección y poder, que también tienen una fuerte presencia en el Caribe colombiano, inspiran a Restrepo a materializar conceptos de transformación y energía, enriqueciendo la narrativa espiritual de la obra. Wilken (2004) describe que “los amuletos gris-gris son una forma de protección y canalización de energías, muy presentes en la práctica del voodoo” (p. 29, traducción propia).
“Horizontes del Alma” no es solo una exposición, sino un viaje espiritual que incita a los espectadores a explorar sus propios horizontes internos y externos, convirtiendo la materialidad de la escultura en un vehículo de reflexión profunda y diálogo espiritual. “Las personas hacen lo que sea, no importa lo absurdo, para evitar enfrentarse con su propia alma”, Carl Jung. (Narbona, 2021)
Referencias:
Byung-Chul Han. La desaparición de los rituales: Una topología del presente (Vom Verschwinden der Rituale. Eine Topologie der Gegenwart, 2019). Barcelona: Herder, 2020; 128 pp.; trad. de Alberto Ciria; ISBN: 9788425444005.
Kant, I. (2007). Critique of Judgment (p. 98). Oxford University Press. (Original work published 1790)
Narbona, R. (2021, Febrero 2). El Cultural. Retrieved from El Español: https://www.elespanol.com/el-cultural/blogs/entreclasicos/20210202/carl-jung-noche-cosmica-alma/556064399_12.html
Wilken, K. (2004). Voodoo and Afro-Caribbean Paganism (p. 29). Chelsea House Publishers.
Exposición
MAQRO – Museo de Arte de Queretaro – Queretaro- Mexico – 2024
Medellin - Colombia
Summa Omnium
En la encrucijada entre la tradición escultórica y la innovación tecnológica, la obra de Joaquín Restrepo (1984) se erige como un estudio meticuloso de la forma humana, al tiempo que se entrelaza con las técnicas industriales y los procesos metalúrgico-escultóricos que han definido la evolución del arte en el último siglo. Restrepo, heredero de la rica tradición escultórica colombiana, rinde homenaje a sus predecesores a través de una fascinación compartida por la materia y su transformación. Sin embargo, su trabajo trasciende los límites convencionales de esta herencia, incorporando las posibilidades que ofrece el mundo virtual para crear un lenguaje artístico verdaderamente único.
“Summa Omnium” o “la suma de todos” es la más reciente exposición en su ciudad natal, Medellín, la cual encapsula la esencia de su trayectoria artística y su continua exploración sobre la condición humana en la era tecnológica. Esta muestra, de carácter monumental, se despliega en tres instalaciones escultóricas estratégicamente ubicadas: dos en el Palacio de la Cultura —una que se apodera del patio interno y otra que dialoga con la sala de conciertos y espacios expositivos del primer piso—, y una pieza de gran escala que se erige como arte público e interviene el paisaje urbano de la emblemática Plaza Botero. Esta disposición espacial refleja una cuidadosa consideración del diálogo entre la obra y su entorno, un aspecto fundamental en la práctica del artista.
Para entender su cuerpo de obra, es necesario conocer su proceso, el cual se distingue por una profunda veneración al oficio del escultor. Su método de trabajo, caracterizado por una dedicación intensa y una disciplina rigurosa, otorga gran relevancia a las cualidades de sus materiales. Cada “ser escultórico” surge de un proceso minucioso que se inicia en el ámbito digital (una metodología que abarca desde la conceptualización digital, utilizando software de modelado 3D para crear bocetos iniciales, hasta el prototipado mediante impresión 3D para generar modelos a escala) para luego materializarse mediante diversas técnicas como la fundición, la soldadura y el modelado. En este proceso, la exactitud propia de la ingeniería industrial se entrelaza armoniosamente con la expresividad característica de la escultura clásica. Esta metodología cuestiona consecuentemente la percepción tradicional del cuerpo humano y su relación con el espacio circundante.
Conceptualmente, el artista explora la relación entre cuerpo, espacio y subjetividad. Su trabajo es un diálogo continuo con el pensamiento, la literatura y las teorías sobre la corporalidad y la producción material de la sensibilidad humana. Estos “seres” funcionan como una arqueología de la expresión y la interioridad humana. Utilizando materiales como el hierro, el bronce y la resina, se propone una síntesis de lo orgánico y lo artificial, donde se conforma una fusión que no es solo estética sino también conceptual. El metal, con su durabilidad y resistencia, sirve como metáfora de la permanencia del espíritu humano, mientras que la resina, con su maleabilidad y opacidad, alude a la fluidez y adaptabilidad de la conciencia. De forma inherente se cuestionan y analizan las complejas relaciones entre el cuerpo y la psique humanas en contraposición con la tecnología propia de esta decada.
Una de las características más notables de estas esculturas es su cualidad atemporal, un atributo que trasciende las barreras del tiempo y las convenciones artísticas. Los seres escultóricos que habitan tanto el interior del Palacio de la Cultura como la Plaza Botero resuenan con igual intensidad en el pasado y presente del arte. Esta capacidad única crea un puente metafórico entre diferentes épocas, culturas y experiencias humanas, permitiendo que espectadores de distintos periodos pudieran conectarse con la esencia de la obra. En particular, la obra de metal que domina el espacio exterior crea una composición dinámica que no solo ejemplifica la atemporalidad mencionada, sino que también invita a reflexionar sobre la evolución del arte en el espacio público, desde la representación tradicional hasta la abstracción contemporánea. El emplazamiento estratégico de la obra, frente a la arquitectura moderna y rodeada de elementos naturales, crea un microcosmos que encapsula la tensión entre naturaleza, urbanidad y expresión artística.
En conclusión, la obra de Joaquín Restrepo representa un hito significativo que logra sintetizar tradición e innovación, combinada con una profunda reflexión sobre la condición humana en la era digital. “Summa Omnium” no solo sintetiza su trayectoria artística, sino que también plantea interrogantes fundamentales sobre la naturaleza de la identidad, la corporalidad y la tecnología universales en el siglo XXI.
Texto y curaduría por Alberto Ríos de la Rosa
Exposición
Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe – Medellin – Colombia – 2024



































