Ventana – Joaquin Restrepo ®

por Sergio Esteban Vélez (Ganador del premio Simón Bolívar 2010 en la categoría Entrevista)

A sus 26 años de edad, Joaquín Restrepo es talvez el más prometedor representante de la generación de los artistas colombianos menores de treinta años. Y este 2010 ha sido de especial éxito en su carrera, no sólo desde el punto de vista de las ventas (muy superiores a las de cualquier otro artista latinoamericano de su edad), sino también desde el de la divulgación y socialización de su trabajo. En el pasado agosto, presentó su exposición “Retrospectiva”, en el Centro Internacional de Convenciones de Cartagena de Indias, y, a partir del próximo 22 de noviembre, su obra podrá apreciarse durante un mes en el Capitolio Nacional, por invitación especial que le extendiera el Honorable Congreso de la República.

Esta próxima muestra, cuyas características especiales han implicado que su montaje requiera un presupuesto más alto que el que normalmente necesitan las exhibiciones que se exponen en ese venerable recinto, estará compuesta por más de veinte obras escultóricas de este joven creador, entre las cuales destaca la monumental “Ágora”, conjunto de cinco imágenes en hierro y bronce de 280 centímetros de altura.

Este mismo título, “Ágora”, fue el escogido para denominar la exposición entera. Tal nombre fue sugerido por el ex presidente Belisario Betancur, uno de los mayores admiradores de este artista novel que ya es toda una realidad en el panorama de las Bellas Artes de nuestro país.

Convencido de la habilidad creativa y del potencial de Restrepo, el “ex presidente poeta” lo ha “bendecido”, al igual que hiciera, en otras épocas, con artistas que luego se convertirían en verdaderos íconos de la plástica nacional. Según Betancur, Restrepo, a pesar de su edad, ya es todo un maestro. Las elogiosas impresiones de este gobernante que dejó la política por amor al arte y a las letras han quedado estampadas en párrafos como el siguiente: “En la Antigüedad Clásica, los dioses bajaban de la oquedad del cosmos a ungir a los creadores que arrancaban cadencias a cítaras y flautas al paso del viento; y se convertían así en pequeños dioses. A los escultores les mostraban canteras tanto como tierras, lienzos y colores a los pintores. Joaquín Restrepo nació ungido por los dioses: en sus manos se ablandan la piedra y el metal, y el lienzo invita gozoso su pincel. Todo porque posee aquel quid divinum de los pequeños dioses, los creadores. El paso de Restrepo por las universidades y escuelas ha agregado a aquellas dotes el rigor del dominio de la técnica. ¡Qué joven maestro el ya completo maestro Joaquín Restrepo!”.

Otra de las glorias nacionales que ha tenido la visión de apostarle al talento de este joven genio es el maestro David Manzur. Hace poco, tuve la oportunidad de ver las imágenes de dos obras que esa figura cimera del Arte Latinoamericano realizó en homenaje al trabajo de Restrepo, quien fuera su discípulo más avezado durante más de un lustro.

La historia de estos cuadros del maestro Manzur es la siguiente: En el 2007 , Restrepo fue seleccionado, junto a los principales artistas de Colombia, para desarrollar una pieza escultórica, en el marco de la gran subasta “Equusarte”, organizada por la Fundación Corazón Verde, con la colaboración de la Casa Christie’s de Nueva York, con el ánimo de recoger fondos para las viudas y huérfanos de agentes de las fuerzas armadas de Colombia, víctimas de la absurda guerra que asuela a nuestra patria.

Fue entonces cuando surgió “Miserere”, un sobrecogedor caballo de dos metros y medio de altura, elaborado minuciosamente en láminas de hierro. Contrario a lo que podría esperarse de la obra de un escultor tan joven, este caballo de Restrepo alcanzó en dicha subasta un valor significativamente mayor al de las esculturas que presentaron cinco de los diez artistas más cotizados del país. Esto, sin duda, gracias al poder expresivo, a la imponencia y al buen gusto de esta imagen ecuestre.

Fue entonces cuando el maestro Manzur, el máximo conocedor de la anatomía del caballo en nuestro país, conmovido por la calidad excepcional de la producción de su pupilo, decidió estimularlo al rendirle homenaje en los cuadros mencionados. Esta trascendente congratulación fue la afortunada conclusión de un ciclo de seis años, durante los cuales Restrepo alternó sus estudios de Artes Plásticas en la Universidad de los Andes, con un intenso adiestramiento en Historia del Arte y ejecución artística, con el maestro Manzur, quien le transmitió, con religiosa periodicidad, sus más sagrados secretos acerca del proceso creador.

Y, según hemos visto, Joaquín ha demostrado que ha sabido asimilar, articular y comprender los conceptos recibidos de su maestro, los cuales se han mezclado con sus propias investigaciones artísticas y con sus profundas exploraciones experimentales, estallando en una obra coherente y de alta semiología, que refleja de manera fidedigna la agudeza de sus indagaciones sobre el comportamiento humano, una de las principales fuentes de inspiración de su obra.

Estamos seguros de que el trabajo artístico de Joaquín Restrepo dará mucho de qué hablar, no sólo en nuestra patria, sino también en otras latitudes. Ojalá la exposición de excelencia que va a presentarse en el Capitolio Nacional logre captar el entusiasmo de alguno de los buenos galeristas de Medellín, para que los medellinenses también podamos gozar del inmenso placer estético de esta muestra.

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