– Con tan solo 25 años, este antioqueño, estudió Artes en la Universidad de los Andes, ha llegado a exponer en reiteradas ocasiones con las principales figuras del arte moderno colombiano.

– En la convocatoria artística ‘Formarte’, Restrepo participará por tercera vez consecutiva en subastas de la Casa Christie’s, esta vez con su escultura ‘La ventana’.

Por Natalia Echeverri Vargas

Bogotá, 25-nov.-2009 (Colprensa).- La historia de Joaquín Restrepo es una de aquellas poco comunes por estos tiempos. Este artista paisa, que actualmente expone su escultura ‘La Ventana’ en el Parque de la 93 en Bogotá, inició desde muy pequeño un interesante recorrido por galerías antioqueñas buscando saciar su curiosidad por el arte.

Hoy en día, a sus 25 años, se puede dar el lujo de exponer al lado de grandes figuras como Ómar Rayo y Édgar Negret, en un sector de la capital colombiana reconocido por ser epicentro de encuentros artísticos, culturales y por poseer los mejores bares de la ciudad.

De la mano de la casa de subastas Christie´s, la Fundación Corazón Verde realiza la cuarta presentación de Arte en espacio público, en la cual, la escultura de Restrepo y 73 obras más, serán subastadas este jueves a favor de los huérfanos y viudas de Policías fallecidos en servicio.

El evento, que se realizará en el Club Los Lagartos de Bogotá a las 7:30 p.m., ofrecerá entre otras, obras de artistas como Alicia Tafur, Jaime Arango, Omar Rayo y David Manzur, mentor de este antioqueño regido por la constancia y la pasión por el arte.

Luego de haberse enamorado de esta disciplina a los 13 años, Restrepo escribió en una hoja la lista de artistas colombianos a los que, según sus palabras, “deseaba robarles algo de su esencia y conocimiento”.

En esa peregrinación artística conducida por la insistencia y la constancia, logró que su formación estética fuera moldeada por las manos del maestro Manzur, que le permitió durante años penetrar en su estudio y espiarlo mientras trabajaba.

El creador paisa habló sobre su obra forjada en hierro y bronce, sus preferencias artísticas, sobre la aventura que fue aprender con el consagrado David Manzur y los nervios que le produce la subasta pública con Christie’s.

 UN CORTO RECORRIDO LLENO DE LOGROS

– ¿Cómo comienza la aventura artística?
Desde que recuerdo estuve enamorado del arte. En la Basílica de San Francisco de Asís, en Italia, me impactaron los frescos de Giotto y cuando volví al país, a los catorce años más o menos, me empeñé en conocer a los mejores artistas locales, así que hice una lista con los que más me interesaban y los visité uno por uno.

– ¿Quiénes hacían parte de esa lista?
Los antioqueños Germán Londoño, Fernando Botero y Eduardo Ramírez; David Manzur, quien fue a quien escogí finalmente para estudiar personalmente; Edgar Negret, Maripaz Jaramillo… Si lo pienso, la lista es larga.

– ¿Cómo logró que David Manzur le enseñara en su taller privado?
Después de una negociación muy compleja me recibió en su estudio. Le insistí tanto que finalmente accedió a que lo viera trabajar en ese íntimo espacio.

Recuerdo que cuando llegué me abrió la puerta Belisario Betancur (ex presidente de Colombia), él estaba tomando clases con Manzur, yo no sabía qué hacer, ni cómo hablarle. Luego se fue y me quedé trabajando con David, ahí le insistí:

“Yo solo quiero verlo trabajar. Hago lo que sea, barro, trapeo, cocino pero recíbame, no me hable si no quiere”. Ese día lo vi trabajar y poco a poco nos fuimos volviendo amigos, después conocí su círculo social.

– ¿Cuál es la influencia que él ejerció sobre su trabajo?
Creo que fue total. Le debo muchísimo en mi enseñanza artística, me inculcó mucho amor por el dibujo. Siempre me decía que aprendiera a dibujar bien que lo demás venía solo.

– ¿En qué orilla del arte se encuentra su obra?
Es extraño, no me siento identificado con el arte contemporáneo, mi estilo se encuentra más en la historia del arte moderno colombiano.

Creo en la forma y la figura, sueño con un dibujo bello, que trascienda en el tiempo y me inmortalice. Esas cosas hoy en día se consideran estúpidas.

– En sus dibujos y esculturas veo muchos cuerpos fraccionados, ¿qué hay detrás de eso?
Tristemente soy de los pocos jóvenes que puede decir que su colegio fue un infierno, todos me odiaban y sentía que mi vida estaba partida en pedazos.

Por otro lado, tenía una necesidad de protección muy grande. En mis esculturas existe un escudo del que yo carezco.

– ¿Cómo se enteró de las campañas de Corazón Verde?
Una vez en Medellín abrí el periódico y vi que los artistas colombianos más importantes se reunían en una convocatoria llamada ‘Arborizarte’.

Me emocionó mucho poder estar en ese evento, luego y gracias a Manzur logré mostrar mi trabajo y ser invitado a participar, desde entonces lo he hecho tres veces.

(Colprensa) — Bogotá, 25-nov.-2009 .